miércoles, 12 de octubre de 2011

Alex y Charly o el perro que subió al autobús


Alexandre tiene 9 años y todos los días a las 9.20 horas de la mañana va a esperar el autobús que le llevará al colegio de educación especial Tomás Llácer acompañado de su mejor amigo, Charly, un pequeño y simpático perrito Schnauzer de 2 años. Alexandre tiene Síndrome de Down pero a Charly eso no le importa, él sabe que Alexandre lo quiere muchísimo y le vigila continuamente su comida y su bebedero, por nada del mundo dejaría a su amigo sin cenar un día.

Tanto Alexandre como Charly se han hecho amigos de muchos conductores de autobús que le desean un buen día y le dedican unas caricias al peludito. Tanto es así que Charly mueve el rabo cuando ve parar un autobús que conduce algún conocido suyo.

Pero nuestra historia no empieza aquí, este pequeño cuento totalmente real comienza el día de Navidad, el 25 de diciembre, en Alcoy. La madre de Alexandre estaba paseando a Charly cuando unos niños tiraron unos petardos. El pobre Charly no entendía de pirotecnia y tanto se asustó que despavorido huyó lejos del ruido ¿y qué mejor sitio y más calentito que un autobús para refugiarse? Charly no dudó en entrar como una bala en el autobús, concretamente de la Línea B, que estaba en la parada de la esquina de Cantagallet con San Vicente. Ángel, su conductor, vio como este perrito subía directo al autobús y comenzaba a saludar con alegría a todos los pasajeros. ¿Y qué hacer con un perro perdido dentro de un autobús?

Afortunadamente Ángel es un gran amante de los animales y buscó a unas amigas para que pudieran quedarse con Charly hasta que la Protectora fuera a por él. Y así fue como Charly llegó a la Protectora donde enseguida vinieron sus dueños a recogerlo.

Alexandre subió al albergue de animales muy contento, sabía que allí lo esperaba su amigo y mientras su madre hacía todo el papeleo en la oficina decidió explorar la Protectora por su cuenta. Menuda sorpresa cuando, mientras estaban firmando, una visitante preocupada entró preguntando:

- “Perdonad, ¿sabéis que tenéis un niño en una jaula?”

Alexandre decidió conocer de primero mano como vive un perro en el albergue y se encerró dentro de una jaula. El problema es que la cerradura se rompió y finalmente fue el cuidador de la Protectora quien lo tuvo que rescatar con una escalera.

Hoy Alexandre y Charly vuelven a esperar juntos el autobús a las 9.20 horas pero se miran y sonríen… ¡menuda aventura!